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Por María Alejandra Troncoso Ostornol
Contenido destacado: Tomás Westenenk, arquitecto: “El diseño debería tener un sello personal, algo que ayude a potenciar esas ideas que estamos tratando de concretar”.
Tomás Westenenk, arquitecto y fotógrafo. Su profesión lo ha llevado a agudizar el ojo y a hacer de su pasión, la fotografía, un trabajo paralelo. No es raro encontrar en las redes algunas de sus sorprendentes fotos con celular, dron o con su cámara , que evidencian su gusto y conocimiento en torno al diseño y la estética. Y así lo destaca. “Me gusta muchísimo la arquitectura, yo creo que es mi vocación, pero la fotografía es sin duda mi pasión”.
Y es esa pasión la que le da licencia para disfrutar del paisaje, bajar la velocidad en la que vivimos normalmente, tomarse una pausa, y realmente observar el contexto con mayor detención. De sus dos mundos, hablamos con Tomás Westenenk.
¿Qué fue primero, fotografía o arquitectura?
Se podría decir que empezaron de manera simultánea, mientras estudiaba la carrera de arquitectura. Siempre tuve interés por llevar la cámara de fotos a todos lados. Si bien era nada más que para recolectar momentos, fue en la Universidad cuando comencé a estudiarla un poco más en serio. El aprendizaje del lenguaje de conceptos arquitectónicos me ayudó bastante al momento de aprender fotografía de manera autodidacta. Tenía una base en el lenguaje compositivo al estar aprendiendo de diseño arquitectónico.
¿Cómo defines tu trabajo de arquitecto?
Trabajo hace 12 años en la oficina que creamos con mi socio Sebastián Lambiasi y si tuviera que definir mi trabajo como arquitecto, te diría que se trata de interpretar de la mejor manera posible el encargo que debemos resolver y así, con nuestro diseño llegar a un resultado correcto y eficiente. Damos mucha importancia a la relación con el cliente o mandante, llegamos juntos al resultado.
¿Cuál crees que es el aporte de los arquitectos a la calidad de vida de ciudades y personas?
Los arquitectos sin duda influyen en la calidad de vida de personas y ciudades. Somos responsables a distintas escalas. A escala macro, la planificación y el diseño urbano son un tema, y creo que no le hemos tomado la importancia que tiene. Podemos aportar más cuando intervenimos más allá de los límites de un terreno en particular. Me gusta pensar que los arquitectos podemos prever cómo puede funcionar un espacio antes de ser habitado, podemos influir en el comportamiento y confort de las personas en un determinado recinto.
¿A qué responde el diseño de un proyecto de arquitectura?
Creo que responde siempre a resolver una problemática, identificar cuáles y luego resolverla de una manera eficiente, coherente con la idea y con un correcto diseño que responda también a los requerimientos del encargo. El diseño también debería tener un sello personal, algo que ayude a potenciar esas ideas que estamos tratando de concretar.
¿A qué le tomas fotos y qué llama la atención del ARQ TW?
A todo. Todo es fotografiable, pero me llama la atención las singularidades que muchas veces pueden pasar desapercibidas. Cuando hago fotos, bajo la velocidad y hago una pausa, para observar el contexto que nos rodea con mayor detención. Es bien sencillo, limpio, geométrico y de mucha síntesis. Toda mi vida he sido muy curioso, y cuando estoy con una cámara siempre encuentro algo que me llama la atención, sin importar donde me encuentro.
¿Dónde te gustaría vivir para disfrutar ARQ y tomar fotos?
Sin duda Nueva York. Es una ciudad que he visitado en reiteradas ocasiones y cada vez que voy, hago más y más fotografías. Es una ciudad que me inspira mucho, hay de todo, siempre está pasando algo y siempre está en constante transformación. De todas formas, lo que más me gustaría es viajar y conocer lugares distintos con mi familia y siempre con una cámara.
¿Cómo ves Santiago, desde tu ojo de ARQ y de fotógrafo?
Me muevo mucho regularmente por todo Santiago, en todos lados hay algo interesante y con la cordillera de fondo cualquier foto queda mejor. Es una ciudad que cambia mucho dependiendo de donde estés. Como arquitecto creo que falta planificación urbana integral y no tan sectorizado por comuna. Si veo de manera positiva que en los últimos años se están haciendo proyectos que «hacen ciudad» y aportan al espacio público. Veo también que se está valorando más el diseño de lo que se hacía hace unos años. Como fotógrafo me encanta Santiago. Es una ciudad de lugares muy diversos, y eso me da distintas opciones a la hora de hacer fotos.
¿Qué proyectos recientes nos pueden mostrar, hablar de ellos, de sus características, emplazamiento, iluminación, etc?
Hace poco terminamos dos obras que fueron especiales. Un cliente amigo compró una casa para remodelar y ampliar. Se acercó a nuestra oficina y nos mostró la casa en su estado actual. Estaba en malas condiciones, tenía formas geométricas complejas, pero claramente tenía un valor arquitectónico que había que reconocer. Resolver la ampliación de una vivienda que venía con un lenguaje arquitectónico claramente distinto al que manejamos nosotros, fue un desafío. El proceso fue tan importante como el resultado. Fue un trabajo en equipo, donde el cliente y su familia se integraron bastante en la toma de decisiones y diseño. Hoy viven felices en su casa, y ver el cambio de cómo estaba antes y después, es bien impactante.
Después de años de diseño y construcción, terminamos el Colegio Alemán de Chicureo, junto a Sebastián Lambiasi, Marcela Schmauck y Humberto Eliash, un colegio grande en un terreno con mucha pendiente. El desafío era poder adaptarse con un programa educacional que generalmente requiere de bastante superficie plana. Lo interesante es cómo los patios y sus gradas se hacen cargo del cambio de nivel y al mismo tiempo dan cabida a un programa flexible y de uso múltiple que los alumnos agradecen el día de hoy.
Trabajar diseñando espacios de educación es interesante, creo que a través del diseño también se puede educar. Y hoy la educación está empezando a cambiar. Ya no es como era antes donde una sala de clases se queda igual todos los días de año. Las clases hoy mutan, se adaptan a distintos usos y la sala de clases se transforma en distintos ambientes, ya no se limita a solo cuatro murallas, ya que diseñamos gran parte de los patios como una extensión de la sala para así desarrollar clases en los espacios exteriores. La flexibilidad es clave a la hora de diseñar espacios educativos ya que desarrollan diversas actividades constantemente. También el colegio y sus espacios deben poder adaptarse a los cambios educativos del futuro.
Cada proyecto tiene algo que lo hace especial y aprendemos con cada uno de ellos, es una de las cosas que me gusta de mi carrera.
Crédito fotógrafo: Edgardo Kevorkian @Kvkfotos