PELUQUERÍA FRANCESA Y BOULEVARD LAVAUD: LA TRADICIÓN DEL BARRIO YUNGAY NUNCA MUERE
Entrevista Ana María Cummins
Por María Alejandra Troncoso
La casa de Ana María Cummins sorprende desde afuera. Una casa estilo inglés, de ladrillo, rodeada de jardines, con árboles añosos y plantas que en esta época primaveral florecen en todo su esplendor. Una combinación que encanta. Es aquí donde junto a su marido, Andrés, reciben a sus hijos, nietos y amigos.
Al traspasar la puerta de calle se abre un mundo que da cabida a distintos estilos, donde se puede apreciar una cuidada mezcla de pisos como el tablero de ajedrez de la entrada, muebles, tapices y adornos, muchos traídos de sus viajes. Sorprenden también las lámparas, de distintas materialidades, formas y tamaños. Y los cuadros, que también responden al sello único que la dueña le ha dado a este hogar.
Al fondo, amplios ventanales evidencian un verde escenario de cuento como el de “El Jardín Secreto”, con distintas tonalidades y colores. Es una casa luminosa, que favorece el ingreso de luz natural, muy vivida y acogedora, “perfecta para pasar buenos momentos en familia”, explica Ana María Cummins, una mujer inquieta, que siempre está en algo.
De sus inicios, su trayectoria y su vida actual, conversamos con Ana María Cummins.
Tenía 18 años cuando se inició en el modelaje, convirtiéndose en uno de los rostros más bellos de Chile y una de las modelos con mayor proyección internacional, con campañas en Italia, Francia y España, entre otros países. Con una elegancia y porte que la caracterizan, y una sonrisa que fascina, sus pasos la han llevado por múltiples caminos, lo que refleja una energía que brota sin parar. Ha sido empresaria y actualmente es Directora de Empresas; también fue la gestora de Fundación Alter Ego, junto a Bárbara Lyon, desafío que asumió luego del accidente que afectó a su hijo Sebastián cuando tenía tres años ( hoy de 31), que entregaba atención especializada a niños con parálisis cerebral. Por ahora y dada la pandemia, lamentablemente la Fundación está … suspendida… cerrada, confirmar con Anita.
Su foco solidario la llevó en los días de pandemia a entregar ayuda a personas afectadas y así, junto a su familia, estuvieron varios meses llevando almuerzos y cajas con alimentos a distintas zonas de Santiago.
¿Influyó en tu carrera de modelo, tu gusto por la estética y las cosas lindas?
Vengo de una familia muy estética, pero entonces no lo tenía tan internalizado. Sabía que me gustaban las cosas lindas, pero nunca pensé en ser modelo. Estaba casada, era mamá. Y me llamaron de la Revista Paula. Lo encontré interesante, era una forma entretenida de ganar mi plata. Además era un trabajo que manejábamos nosotras mismas, éramos nuestro propio manager, lo que nos permitía manejar nuestros tiempos y hacer los trabajos que queríamos. Me pareció adecuado para el momento en que estaba, chica de edad, pero con un rol de adulta, y podía compatibilizar trabajo con las labores de mamá.
El modelaje no fue algo planificado, pero me gustaba y lo hacía bien. Me fui perfeccionando y profesionalizando, por lo que cada vez me iba mejor y me permitía trabajar en otros proyectos, es algo muy versátil para hacer otras cosas. Y lo que más me gustaba era la publicidad, y ahí pagaban súper bien.
Hice una rica carrera, pero era muy sacrificada. Además, el tiempo que pasaba en Europa, echaba de menos, no lo pasaba bien. Me dio grandes satisfacciones como conocer y relacionarme con grandes diseñadores como Oscar de la Renta. Y la dejé cuando tenía que ser… “Dije suficiente”. Lo tenía súper claro, no quería ser eternamente modelo, por eso estudié diseño, lo que no fue al azar. Estaba acostumbrada a ver cosas lindas y siempre. Nací en una casa muy bien puesta. Uno nace y crece en ese ambiente y para mi familia es muy importante porque les gusta el tema. En mi familia son todos muy estéticos, como una cosa genética, con gusto desde cómo se visten y con casas que no dejan indiferente. Todos tienen muy buen gusto y varios se dedican a la decoración y la arquitectura.
¿Cómo has logrado equilibrar tu vida privada y pública?
La época más difícil fue cuando trabajaba en la fundación y le dedicaba mucho tiempo. Además tenía mi empresa, cuatro niños y separada. Siempre pienso que partí muy joven. La juventud te da pilas, energía que me permitía hacer muchas cosas. Asistía a reuniones y muchos eventos para responder a la ayuda que recibíamos para la fundación. Teníamos muchos compromisos y era muy agotador. Le di mucho a la fundación. Es tanta la necesidad de los niños y tanto lo que logras con el esfuerzo, que es un hijo más que involucra muchos hijos. La conexión es tan potente, que muchas veces haces más de lo que debieras… Y como todo en la vida, cuando entregas algo, también dejas de lado cosas importantes. Lo más importante, los hijos. Toda madre que trabaja siente esa angustia de ser la mamá trabajadora, que no está en la casa. Igual siempre tuve horario flexible. Cuando trabajas y tienes tantos niños, las neuronas engordan y te pones ejecutiva y todo lo solucionas igual. Para los niños, si bien es cierto, no estaba, ellos estaban muy orgullos de la mamá y lo que había alcanzado.
Por eso cuando me casé con Andrés, decidí tener un hijo y también decidí que no quería seguir trabajando. Quería estar con él y no perdérmelo y podía hacerlo. Ha sido muy rico disfrutar ahora la maternidad.
¿De donde vienen tus mayores satisfacciones?
Mis más grandes satisfacciones vienen de mi familia. Trabajo desde muy chica, he hecho muchas cosas y tengo muchas inquietudes. Pero donde soy realmente feliz, es con la familia. Soy muy casera, y es con los míos donde he sido más plena y veo mis mayores logros.
Me hubiera encantado ser empresaria destacada, pero la vida me atraía siempre a mi familia, que es donde han estado mis más grandes alegrías y es también donde han estado mis más grande penas, a eso vine.
¿Qué te queda por hacer y cuáles son tus proyectos actuales?
Tengo muchas inquietudes. Profesionalmente, soy miembro del Directorio de Jockey Plaza en Lima Perú, donde soy Directora de un centro de salud y un mall.
Pero hoy, mi gran labor es hacer familia, reunirnos todos, los cinco hijos de Andrés y los cuatro míos, más nuestro hijo Armando de 13 años. Y a pesar que son grandes, varios casados, somos muy cercanos. Nos entretenemos juntos. Y nos necesitamos mucho más. Mis hijos son muy amigos de los hijos de Andrés y eso hace que todo sea en familia, somos muy afortunados.
Creo que cuando crecemos en familias amorosas, con amor, eso te da una seguridad en ti misma que no necesitas poses ni vender la pomada. En el fondo fuiste tan querida, eres tan querida, que es suficiente. No necesitas nada más ni mostrar algo que no eres. Y como tú has recibido, quieres dar cariño. Es lo que tú aprendiste, por eso es que las familias son tan importantes, son la base. Todo niño que educas con amor, será un niño bueno.
También compartimos mucho con el nietos. Uno de mis hijos, su esposa y su hijo de un mes se vinieron a vivir conmigo tiempo antes de irse a España… Así me la paso, unos vienen, otros van. Tengo tres casados, nueras y yernos, y seis nietos, cuatro niñitas y dos hombres.
¿Cómo te defines?
Soy super casera, mala para las redes sociales, soy cariñosa, pero con cosas concretas. Me gusta hacer por los demás, aunque no soy muy de piel, pero siempre estoy con quien necesita ayuda. Me gusta mucho hacer cosas por los demás. Durante la pandemia, como familia, dimos 600 almuerzos en muchos lugares, albergues, barrios. Se nos hizo fácil porque vivimos cerca. Fue todo muy lindo, pero un gran trabajo. Armamos más de 400 cajas, los proveedores nos traían los productos que instalábamos en el garage, y luego hermanos, cuñadas, niños, sobrinos, hijos, entre todos armamos las cajas, y pudimos ayudar en forma concreta.
¿Cómo describirías tu casa?
No tiene ningún sello, no sé cuál sería el tipo, es una cosa muy mía. Pero sí puedo decir que mi casa es acogedora, te puedo gustar o no, pero te vas a sentir acogida por la distribución, los espacios decorados. Me gusta el color y los distintos estilos. Cuando veo el estilo minimalista, tan perfecto, un sillón pulcro y todo blanco, lo encuentro lindo, precioso, no hay que limpiar. Me encanta mirar las casas blancas y minimalistas. Pero eso no va con mi personalidad. Es muy fácil. Pero no puedo vivir así. En mi casa prendo lamparita por lamparita…
Vivo hace muchos años en esta casa, estaba construida cuando la compramos y tenía como cuatro años. Son más de 26 años en que hemos vivido aquí. Y pese a que la casa ha crecido con la familia y siempre estoy haciendo cambios, conserva su esencia, con muchos espacios y rincones ambientados especialmente. Me involucro mucho en la decoración, con los detalles. Me fascina hacer cosas con las manos. Me gustan las manualidad más que el arte, no puedo estar sin hacer algo, patino todo. Vengo llegando de viaje y traje muchas cosas, materiales para todo. Bordo, pinto, todo me encanta. Tengo muchas pasiones, jamás me voy a aburrir. Me faltan segundos para hacer cosas.
No tengo muebles caros, tengo algunas cosas buenas, pero encuentro que uno va descubriendo y redescubriendo muchas. Me gusta mucho reutilizar y soy yo quien pinta muebles. Tengo un par de silloncitos que me traje de la india que me encantan. Siempre me traigo algo…