• abril 27, 2024

“Siempre estás pensando en crear un jardín donde el espectador tenga la idea de que está viendo un paisaje”

Juan Grimm

Arquitecto Paisajista

“Esto tiene mucho de intuición”

 

Por Doris Cancino y María Alejandra Troncoso

 

Frase destacada para el índice: “Trabajemos con plantas nativas y que los antejardines no sigan con el pasto”.

 

“Arquitectura y paisajismo son dos cosas absolutamente ligadas. Pienso, que un paisajista debería estudiar, tener un conocimiento importante de arquitectura, pues al igual que en el paisajismo, se crean espacios de bienestar y de uso del hombre”. Esta frase de Juan Grimm, define el trabajo de diseño del paisaje y arquitectura que por más de 40 años ha realizado no sólo en Chile, sino también en Argentina, Perú y Uruguay.

Su primer jardín lo realizó mientras estudiaba. Desde entonces, se ha convertido en un referente del diseño de parques y jardines que impactan por su exuberancia, el protagonismo de la luz, el agua y la gama de colores que exhiben. Pero lo que más destaca es su naturalidad, el no saber si es un paisaje natural o intervenido por el hombre. En ellos, observamos el horizonte y vemos un jardín infinito que se funde con la naturaleza del lugar.

Así es el talento del reconocido paisajista y arquitecto chileno, quien inició sus estudios de arquitectura en la Universidad de Valparaíso (UCV), para después de dos años, trasladarse a Santiago a continuar su carrera en la Pontificia Universidad Católica de Chile. En 1978 recibió el Premio de Arquitectura joven en la Bienal de Arquitectura de Santiago, el primero de varios, en Chile y el extranjero.

 

 

¿Cómo descubriste el paisajismo y cómo convives con la arquitectura y el paisajismo?

Siempre sentí una atracción muy grande por la naturaleza. Desde que era pequeño, fue super importante para mí y no me había dado cuenta. Cuando trabajaba con la paisajista inglesa que fue mi maestra Esmee Cromie, en la escuela de arquitectura en la Universidad Católica de Santiago, fui conociendo e integrándome más con el tema.

¿Algún referente que te haya inspirado o guiado en este camino?

Esmee Cromie y Marta Viveros, fueron importantes en mi formación de paisajista. Pero ha sido mucha gente la que me ha ayudado a comprenderlo mejor. Uno de ellos, es Horacio Acevedo, arquitecto que tenía una relación muy fuerte con el paisajismo. Con él aprendí y trabajé muchos años.

También tengo una admiración muy grande por Óscar Prager, quien incorporaba flora nativa en los jardines, haciendo que estos tuvieran una lectura mucho más natural. Y a quien considero el mejor sin duda, es Roberto Burle Marx, gran artista, quien ha sido reconocido en todo el mundo por su obra.

 

 

Nos preguntamos cómo es el jardín de Juan Grimm, ¿Cómo disfrutas los espacios en tu casa?

Para mí un buen jardín debe estar relacionado con el paisaje. Es decir, que se perciba el infinito, que estés en el patio de tu casa y sientas que tu jardín no se acaba, que no tiene término. Así es como lo disfruto, mirando la relación interior y exterior, donde los ventanales enmarcan cuadros de paisaje.

Mi jardín tiene una lectura muy especial, porque en la zona en la que me encuentro, cercana a los Vilos en la Cuarta Región, las plantas son achaparradas y peinadas por el viento, aunque sean exóticas algunas. Esa es la lectura que se tiene, donde se integra muy bien con el paisaje, las rocas y el mar.

 

¿En qué te fijas y observas antes de diseñar? ¿Cómo vives el espacio antes de definir las especies? ¿Su proyección a futuro?

Esto tiene mucho de intuición, por eso antes de definir las especies, me imagino cómo crecerán, su asociación y qué van a formar a futuro. Eso es lo importante, que las masas vegetales hablen de ese paisaje y cómo éstas se asocian a la atmósfera o clima, de forma coordinada y armónica con el paisaje natural del lugar.

Lo primero es dónde está, cómo es su paisaje y cómo se integra a lo que se ve desde el sitio. Eso es muy importante, para que el diseño del jardín sea la proyección del hacia adentro y afuera.

 

 

Relación del paisajismo y la pintura

Su mano de arquitecto le ha permitido a través de los años convertirse en un artista del paisaje, como explica. Mi estilo es naturalista, en el sentido que trato de relacionarme con el paisaje que me toca en ese momento. Y pictórico, porque pintas con las plantas. En otoño es muy importante lucir las caducas y en primavera las que florecen. Los árboles persistentes son para estructurar y las plantas de flores y de otoño por coloración de las hojas, son para pintar en esas épocas. Si tuviera que identificarme con algún estilo, sería con el impresionista. “Gozo cuando el sol pasa rasante e ilumina estos árboles de colores o las flores. Como lo hacen los impresionistas que pintan el aire, pintan la luz”.

¿Cuál es tu estación favorita del año?

Siempre he dibujado mis jardines preferentemente en otoño. Ahí se ve la diferencia entre árboles persistentes y caducos. Crear un jardín con especies muy densas, oscuras, como los peumos, alcornoques, encinos negros, boldos, entre otros. Me gusta mucho y en otoño se da ese contraste, donde se transforman en elemento de color.

Países como Estados Unidos o Canadá, son generalmente de árboles y plantas caducas, ahí el otoño es espectacular, pero llega el invierno y no queda nada. En cambio, acá el invierno es muy interesante, porque queda la estructura y no se pierde todo.

Por supuesto, la primavera es también muy gloriosa. Cuando aparecen las flores, los frutales como los almendros y cerezos, eso es lo que personalmente a mí me gusta. El desierto florido es lo más impresionante, es el máximo representante de la naturaleza en primavera.

 

 

¿Cómo se logra la identidad en un jardín, su atmósfera? ¿Cómo se juega con las texturas y materiales?

Cuando se lee claramente un paisaje, aunque sea artificial completo, creado desde cero y que esté inspirado en algún paisaje del mundo, trabajas asociando plantas, creando espacios, abriendo vistas hacia cerros o arboledas distantes. Pero siempre estás pensando en crear un jardín y que el espectador tenga la idea de que está viendo un paisaje.

Muchas veces me pasa que hablo de mis jardines y les digo eso lo planté yo para sentir que es un paisaje. Me ocurre generalmente en los paisajes en la zona central o en el sur, ocupando la misma vegetación natural y con alguna vegetación exótica que tenga relación con las especies que tú ves ahí. Esta atmósfera se crea justamente, mirando cómo es un espacio. Por ejemplo, en un paisaje húmedo, se siente el agua correr, se mueven los árboles, estos brillan, y se asocian entre ellos.

Hay que buscar cosas que en el futuro vayan a funcionar como un evento natural. Lo que produce la estructura son los árboles y arbustos persistentes. Ellos crean los muros y esos son los espacios con los cuales comienzo a trabajar y darle vida y para que tengan esa atmósfera que hablábamos anteriormente.

Respecto a las texturas, ellas hablan mucho de nuestro paisaje. Por ejemplo, las piedras tienen una gran importancia en los lugares de secano con baja vegetación. Nosotros estamos más bien en un lugar frío. Las texturas de los árboles son finitas y de hojas pequeñas, como el boldo, quillay o el peumo.

En cuanto a los materiales a utilizar, ellos dependen de la naturaleza de la cual estemos hablando, esto si es un jardín muy naturalista o arquitectónico. Este último corresponde a los parques urbanos, donde dominan los elementos arquitectónicos mezclados, haciendo un contrapunto entre la naturaleza y la vegetación, que den un juego interesante a la vista. Antiguamente, en los jardines clásicos, franceses del Barroco y durante el Renacimiento en Italia, los paisajes se armaban para admirar esta geometría perfecta hecha por el hombre.

 

 

Pensando en la crisis hídrica que enfrentamos hoy, ¿Cómo observas tus jardines? ¿Crees que los chilenos, damos poca valoración a la flora nativa?

Creo que tenemos un gusto por nuestra flora nativa. En los años 40, cuando Óscar Prage hizo el Parque de Providencia plantó árboles nativos y otros exóticos, como el alcornoque, a distancias muy pequeñas y otros inclinados para representar las quebradas de la zona central de nuestro país.

Hoy en Chile se reconocen los peumos y quillayes. Pero el jardín como concepto, viene más bien de Europa. A comienzos de 1900 llegaron muchos paisajistas de Francia a hacer paisajismo a este continente, por ejemplo, Guillermo Renner hizo muchos jardines importantes como los de las Viñas Concha y Toro y Santa Rita, del Club Hípico, entre otros.

Nosotros tenemos un aprendizaje muy cercano a lo francés sobre cómo distribuir los árboles, hacer los caminos y ejes. Pero tenemos que empezar a trabajar para que nuestros jardines y nuestros parques se vayan transformando en espacios con vegetación que a futuro no se nos muera. Por ejemplo, en Santiago los tuliperos se están muriendo por falta de agua y humedad en el ambiente. Para las futuras generaciones, necesitamos árboles que sean más del norte, de bajo requerimiento hídrico. Hay que hacer esfuerzo para que esto ocurra y cambiar un poco la manera de pensar.

De los árboles de la zona central mi favorito es el peumo, por su brillo, aroma y dimensiones; y el quillay, por sus condiciones, que soporta mucho más la falta de humedad y crece en forma muy rápida, es de grandes dimensiones y predomina en la zona central. Qué increíble sería esta ciudad si cada jardín plantara un quillay cuantos miles tendríamos, creo que el valle sería otra cosa. En el sur, es distinto y ahí mi favorito es el coihue, hermoso y gigante.

 

 

Varias comunas de Santiago han comenzado a retirar y reemplazar el pasto de sus calles. ¿Cómo ves esta oportunidad para repensar el paisajismo de la ciudad en casas y espacios públicos?

Incluso las calles podrían tener solo áridos, una grava bonita con árboles entre medio, porque los cubre suelos muy bajitos y el prado requieren mucha agua y ésta se evapora. Creo que tendríamos que cambiar no sólo eso, sino el concepto y ocupar plantas más del norte, como los pimientos, algarrobos, espinos, entre otros. Sería una oportunidad muy hermosa para esta ciudad, porque tendríamos una identidad tremenda. Nuestros paisajes urbanos son muy europeos. Por ejemplo, los liquidámbares, no dan mucha sombra. Pensando en eso podríamos comenzar a trabajar con la vegetación de secano, tamarugo o taras; y así obtendremos un resultado que sería muy interesante, si las especies están bien asociadas. En este momento, tengo diseñado un jardín en la zona en el barrio alto y estamos repensando cómo cambiar ese parque por especies que vayan a durar más y ese es un desafío.

Para nuestros hogares, Juan nos aconseja “pongan un quillay, trabajemos con plantas nativas y que los antejardines no sigan con el pasto. He visto cómo corre el agua por las cunetas, es un pecado no podemos seguir en esto. Además, es agua potable porque todo se riega así y ello es impracticable en este momento. Como consejo sería ideal poder regar con agua que no sea potable y cambiar las especies por plantas de secano que requieran poca agua. Los jardines secos son muy hermosos, y hay plantas que son mucho más vistosas como por ejemplo las flores de la Cuarta Región, son bellísimas, tienen otro carácter y  sentido”

 

Para finalizar, nos habla de sus proyectos, absolutamente centrados en enfrentar y repensar el paisajismo acorde a las nuevas condiciones hídricas de nuestro país.

“Estoy trabajando en varios proyectos, en algunos que ya están diseñados hace mucho tiempo. Un parque muy grande en el cerro del medio en Lo Barnechea quedó en stand by por el estallido. Es un gran proyecto que contempla árboles de la zona, nativos de bajo requerimiento hídrico. Era mi prueba más importante de los últimos años.

Trabajamos también en los jardines del Templo Bahá’í en Peñalolén, que fueron diseñados con plantas y árboles que no tienen bajo requerimiento hídrico. Sin embargo, naturalmente han germinado muchos quillayes, litres, algunos boldos y gramíneas, que vamos a dejar. La enseñanza de la naturaleza en este proyecto me parece muy atractiva, sobre cómo podemos ir guiando a futuro la conservación de las especies. Algunas han tenido un resultado magnífico y otras no. Ojalá perdure esta enseñanza de la naturaleza por cientos de años.

 

Además, estoy rediseñando un pequeño jardín en un parque que había realizado y otro para una casa en el mismo predio, en Melipilla, cerca de Pomaire. Era un lugar donde no había riego y con los 10 años de sequía se ha ido muriendo todo. Estamos intentando plantar, taras, algarrobo nativo, pimientos, quillayes, boyen, puyas chilensis, espinos, entre otras. En este momento estoy experimentando una nueva manera de hacer paisajismo, con poca agua”.

 

 

Para más información:

Sitio Web: www.juangrimm.cl

Correo: juangrimm@juangrimm.cl

 

 

 

 

 

 

 

Todo lo destacado en amarillo, por favor resaltarlo.

 

 

Créditos de las fotografías.

Renzo Delpino Fabre

 

También los arquitectos de las casas:

  • Casa Ñague 1 : Arquitecto , Leonardo Valdés
  • Casa Ñague 2 : Arquitecto, Smiljan Radic
  • Urbanización Agua Dulce: Arquitecto, Leonardo Valdés
  • Jardin Litueche: Arquitecto, Jorge Manieu
  • Jardin Punta Pite: Arquitecto, Mathias Klotz
  • Jardin Los Vilos: Arquitecto, Juan Grimm
  • Jardines Templo Bahai: Arquitecto : Siamak Hariri

 

Carlos Rosenberg

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