• marzo 28, 2024

“Me inspira la irregularidad, lo maravilloso de lo imperfecto”

Carlo von Mühlenbrock, Chef y Comunicador

Por Doris Cancino

 

  • “Sé hacer nido y eso trato de traspasarlo a mis hijos”
  • Soy mucho más de lo acogedor y de las cosas atemporales.

 

“La decoración se relaciona con las cosas que uno valora y a las que le otorga cariño. No es preocuparse por lo material, sino de la tradición familiar. Cada uno de ellos tiene su historia, y eso me hace pensar y reflexionar ¡Algunos son muebles de principio de siglo! Qué lindo es poder hacer esa retrospectiva. No son cosas viejas, cada una de ellas tiene un valor por sí mismo, un valor de la historia personal familiar”.

Así concibe la decoración Carlo von Mühlenbrock, quien apegado a sus raíces y tradición, conserva y aprecia cada objeto heredado o regalado como pequeños tesoros. No se apega a las modas pasajeras y es un ferviente creyente de que en sus espacios “más es más”.

Es un hombre multifacético y su casa, un espacio donde convive su trabajo, la cocina, familia y su amor por los animales. Para él es fundamental vivir en un entorno amable, acogedor y familiar “eso me genera tranquilidad. Soy mucho más de las cosas atemporales. Es super importante sentarme en un sillón de cuero clásico y que siga teniendo su esencia, con personalidad, que no pase de moda. Me gustan los colores que no necesariamente están en tendencia, que exista una monocromía en ciertas cosas, donde resaltan las maderas. Ese ha sido un poco mi estilo. Uno donde se respire tranquilidad y calma. Me encanta que no coincidan mucho las cosas, que las sillas y los cubiertos sean distintos, lo cual va ligado con la idea de reutilizar, decorar con lo que hay. Por ejemplo, decorar con las plumas de pavo real que aquí se caen, flores de temporada, ramas o con claveles del aire”.

 

 

Así, la sustentabilidad ha jugado un rol muy importante en su vida y ha logrado transmitirla a sus hijos.  “El vivir dentro de una parcela fue una decisión para intentar prácticas más naturales, estar con mis hijos en un entorno donde pudiéramos tener gallinas y huertas. Esa era la oportunidad que buscaba para ellos. De a poco  asumí el ser responsable con los desechos que uno genera, devolverlos de alguna forma a la tierra. Finalmente, todo termina siendo super sinérgico. Si algo queda se les da a las gallinas, o si es un desecho vegetal, se lleva a la línea de compost”.

“Para mis hijos ha sido super natural ver este proceso, ir al gallinero a recoger huevos, ver pollos, entre otras cosas. Creo que mi hija Sara, quien estudia agronomía, se fue inspirando en todo lo que vio desde pequeña para escoger su camino. Eso es lo que uno promulga, y nos dice cómo queremos vivir.

El cuidado y amor por los animales, también ha sido algo que tuve la suerte de tener desde pequeño. Mis papás fueron generosos en eso y ahora entiendo que como adultos terminamos haciéndonos cargo de las mascotas, para que nuestros hijos aprendan las responsabilidades que conlleva tenerlo.  Mi segunda hija colabora en una fundación de bienestar animal, ella es abogada y se lo toma muy en serio. Acá todos vivimos desde la cotidianeidad, por ejemplo ¡tráeme un poco de romero! O ¡anda a buscar el tomillo! Eso nos ha servido, para que sean niños super responsables y que en casa todos tengan tareas. En el verano si quieren juntar plata para irse de vacaciones, trabajan en las huertas o me ayudan a acarrear las tierras. Eso les genera reflexionar que ´si quiero algo, requiere un esfuerzo de parte mía´ y eso lo han visto desde siempre. El entorno me ha servido para educar a mis hijos, explicarles que metan las manos a la tierra, preocuparse de regar, y cuando ven el fruto, alucinan. Se hacer nido, y eso trato de traspasarlo a mis hijos. Me cuesta, pero lo intento”

 

 

¿Cómo observas la sustentabilidad en Chile, de qué forma crees se podrían generar nuevas políticas para educar a la población?

En 2017, hice un programa para el 13C, llamado Vive Nórdico. Me llamó poderosamente la atención estar en Helsinki y ver las huertas comunitarias. Eso está empezando a caminar en nuestro país y los municipios entienden que hacer comunidad y reunir a la gente con un fin, es maravilloso. Tiene que existir una política bien clara, donde se puedan otorgar espacios públicos para que la gente cultive. Si bien es cierto, no pensando en una producción para alimentar, sino en algo que reúna con un fin. ¡Es muy lindo lo que pasa con las huertas! Con la pandemia la gente se acercó mucho al autocultivo y es algo que se podría hacer a futuro.

 

¿Cuándo y por qué partiste tú huerta?

Partí hace 20 años, con algo mucho más pequeño y desde el 2018 en adelante con las temporadas de Carlo Cocina Vive Sustentable fuimos armando varias. La última que hicimos se llama “La Huerta del Sol” diseñada por el arquitecto Jaime Sáez. En ella, realizamos un estudio de soleamiento de la parcela y vimos que ese era el espacio más virtuoso. Tiene varios fines sociológicos el hacer una huerta, es hacer comunidad básicamente.

 

Interiorismo, decoración y diseño de experiencias.

Entrar en la casa de Carlo resulta ser una invitación a la contemplación. Un lugar lleno de recuerdos, historia y autenticidad. Nos cuenta que lo inspira lo sutil, los recuerdos y la temporalidad. “En términos decorativos una casa tiene que ir viviendo las temporadas. Hoy me inspiran los membrillos, porque estamos en temporada y de alguna forma son los ocres y amarillos los protagonistas, entonces una mesa tiene que ir de la mano un poco con eso. Me encanta la irregularidad, lo maravilloso de lo imperfecto. No tienen que coincidir las tres lámparas del living o los platos. No tengan miedo a embarrarla, mezclar estilos también se puede. Mi invitación es esa, lo ecléctico, sino todo pasa de moda y te aburres”.

 

 

 

“A mí el interiorismo me encanta. Por ejemplo, viajar a Lima y ver las casas con las Chulucanas, lo étnico involucrado a lo estético y sofisticado, me parece una mezcla perfecta. La incorporación de flores constante me fascina. Me parece que la invitación a cortar un espacio físico con un florero importante, casi chascón, un poco desordenado, sin una línea tan limpia también es algo que ilumina los espacios. Las flores ayudan a hacerlo acogedor”.

 

“Hoy me la creo un poco más, me he atrevido y reconozco que me encanta la decoración. Me gusta colaborar con amigos y con gente. Hace poco capacité a una banquetera mapuche y generaron una ruca con elementos que estaban en el lugar. No es comprar, llevar y traer, sino reorganizar la decoración con lo que tienes y dar valor a elementos como un telar que estaba escondido, por ejemplo. Incluso en mi casa, el cambio de color de la pintura ayudó a realzar ciertos elementos. La Carola Selman, que está decorando el sector de los dormitorios, me aconsejó poner este color en las paredes y fue un acierto. Un día soñé y desperté con la idea de la belleza de lo imperfecto, me hizo mucho sentido, salir de lo metódico y de lo exacto. Decidir sobre ciertas irregularidades intencionadas, es lo que me ha gustado de participar en el proceso de rediseñar mi casa. La decoración para mi es algo que acoge, que acompaña y que te permite ir sumando cosas. Cuando no es así, me agota. Me declaro maximalista. Quiero una casa que esté viva, con recuerdos y diferentes espacios. Es rico esforzarse, poner un plato bonito y comida; básicamente ese es el valor de la decoración, generar atmósferas. Llenar de espacios independiente del tamaño de tu casa, que cada cierto tiempo exista un rincón que te invite a disfrutar y a sentarse. El ingrediente de preparar una mesa y decorar, que a veces parece muy cliché, es poner cariño. Que no se pierda nunca el recibir, eso tiene que estar en la receta, pero también en el entorno y la atmósfera que uno crea. Siento que a veces hay mucho esfuerzo en lo culinario, pero no en el entorno. Eso es lo que hago, diseñar experiencias”.

 

¿Cuál ha sido el momento más difícil de tu carrera?

Fue cuando cerré mi restaurante en un conocido centro comercial. Me sentí solo y engañado, me preguntaba por qué había tomado esa decisión. Creí ser un poco Robin Hood y llevar el estandarte del mundo del emprendimiento. Pensé también que existiría más solidaridad y me rebelé contra eso. Pasaron otros eventos y en vez de levantarme me sentía aún más en el suelo. Luego, tuve la oportunidad de que me contrataran para hacer una ponencia en Valdivia, y la persona que expuso antes que yo, comentó que la gente siempre habla de sus historias de éxito. Sin embargo, quienes asisten quieren saber de sus fracasos. Y ahí nace mi libro “Cocina que emprende”. Entendí por qué yo tenía que hacer ese libro, poner en valor a los emprendedores, contar desde mi propio emprendimiento que había estado en el suelo y me había vuelto a levantar. Siento que me tenía que pasar, porque es parte de mi historia. A mí nadie me regaló nada, mi vida profesional la construí desde el sacrificio, esfuerzo y constancia. Alguien puso a esa persona a exponer antes que yo y cambió radicalmente el giro de mi vida, aprendí de mis fracasos.

 

 

¿Qué te hace feliz?

Estar con la gente que amo sin lugar a duda, pero en el disfrute de agasajar. Es mi forma de expresar el cariño, no soy tan de piel y funciona cuando veo a mis hijos reírse y disfrutar. La felicidad plena uno la descubre a partir de la alegría de los hijos, respetando obviamente a todos quienes no deciden serlo. Verlos felices es poder morir tranquilo.

También el cariño constante de la gente, detenerme a valorar y no sólo querer más. Sentarme a disfrutar. Igualmente, con muchas penas, quisiera un país distinto, más seguro, no con toda esta contingencia que nos tiene a todos un poco ansiosos. Me hace feliz ver que un hijo tiene una actitud que sientes como propia, en términos de responsabilidad, su pasión. Soy super apasionado y ver a mis hijos siéndolo significa que lo he hecho bien y que algo va a quedar, ser capaz de transmitir eso, me hace feliz.

 

Creativo y apasionado, nos comenta que sus proyectos están enfocados en y para las personas. “Estoy de observador de una empresa muy importante de alimentación infantil. Me tiene muy contento, porque implica ocupar tus conocimientos y dejar un legado para que la gente coma mejor. También, estoy construyendo un taller-estudio donde invitaré a las personas a vivir la experiencia de un día ligado a la sustentabilidad. Podrán entrar al gallinero, sacar los huevos, cosechar y aprender a preservar la comida. Me interesa en algún minuto ser coach, es super atractivo y me sale natural. Es un nicho interesante y este espacio físico ayuda mucho a eso, a trabajar en equipo y a la seguridad en uno mismo. Se necesitan líderes que tengan una congruencia desde la intelectualidad, pero también en cómo lo proyectan. A veces no generas confianza, porque no lo sabes expresar. Sigo también con Carlo Cocina Vive Sustentable, que tiene más de 10 años. Es super enriquecedor hablar de cómo hacer autocultivos, de trabajar la tierra, mostrar todo el esfuerzo y tiempo que ello implica”.

 

 

Para más información:

Instagram: @carlococinachile

Sitio Web: www.carlococina.cl

 

 

 

Carlos Rosenberg

Read Previous

Alejandra Bosch, arquitecto paisajista “En mis paisajes y jardines procuro la mayor biodiversidad”

Read Next

Daniel Greve, periodista y crítico gastronómico: El nuevo vinilo

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *